¿Cuánta gente ha visto, en el mundo, el último capítulo de \"Lost\"? El dato preciso seguramente no existe y es imposible de conseguir. Se podrán hacer estimaciones y proyecciones estadísticas, pero se quedarán en esto: estimaciones.
A los espectadores que han seguido \"Perdidos\" a través de las pantallas convencionales hay que sumarles los que lo han bajado de internet, los que lo han visto en \"streaming\", los que han conseguido una copia \"pirata\" en DVD, los que lo han recibido a través de correo electrónico, los que tienen un \"pen drive\" que les ha pasado un amigo, los de pago...
Se acabó el televisor único
Hace ya veinte años que España mide las audiencias en televisión. Dos décadas en las que los sistemas de medición se han ido adaptando a los cambios constantes que se han ido produciendo. Pero lo que se avecina ahora, lo que ya se está produciendo, es una revolución sin precedentes que obliga a un esfuerzo mucho mayor para conseguir datos fiables.
De entrada, se acabó lo del televisor único en el salón principal: lo que hay ahora en cada casa son muchas pantallas, en todas las habitaciones, incluso en el baño, y no todas de televisión. Si antes nuestra televisión fija estaba atada a un cable de electricidad y a una antena, ahora teléfonos móviles sin hilos y ordenadores portátiles nos dan una libertad absoluta. Nos sirven imágenes cuando queremos en cualquier lugar.
Y lo que hay, también, son muchas maneras de acceder a los contenidos, no todas ellas controlables.
Más cadenas de televisión, más descargas, más “streaming”
Tenemos también muchísimas más cadenas de televisión y podemos acceder, con relativa facilidad, a cualquier programa de cualquier país del mundo consiguiendo, en segundos, subtítulos que superan las inevitables barreras que pone la lengua.
¿Responde a este reto el actual sistema de medición de audiencias? Ésta es la pregunta del millón de dólares.
La implantación de sistemas interactivos cambiará, también, inevitablemente nuestra manera de ver y medir la televisión.
Todos los contenidos se pueden ver ahora de forma transversal. Están disponibles en tres medios principales: televisores, ordenadores y, pronto, teléfonos móviles y “tablets” como el Ipad de Apple.
Lo que hay que solucionar
Las nuevas mediciones de consumo de televisión deberán solucionar dos problemas básicos: conseguir muestras representativas y que sean muy fieles a la fragmentación del mercado.
La multiplicación de la oferta televisiva y tecnológica obligará a hacer cambios en la medición. Si la oferta aumenta, si cada vez hay más medios para difundir las imágenes, la demanda también cambiará. De hecho, ha cambiado ya.
La nueva tecnología deberá permitir identificar fehacientemente las señales recibidas por los espectadores, y la medición mecánica deberá ser completada con estudios que avalen la precisión de los resultados.
Los operadores de televisión deberán colaborar para solucionar esto problemas incorporando códigos claros a sus señales para evitar confusiones: que las audiencias de un canal, por ejemplo, no se atribuyan a otro.
Muchas cuestiones por resolver
Pero ¿cómo medir con rigor los distintos soportes, los múltiples formatos? La audiometría, de momento, está muy centrada en los hogares familiares principales.
No hay datos excesivamente fiables de segundas residencias, de consumos que se producen fuera del hogar: en cafés, restaurantes, clubes sociales, hoteles; pero tampoco están controlados terceros, cuartos, quintos sistemas de visionados en el hogar o fuera de él si no son pantallas convencionales (ordenadores portátiles, teléfonos móviles, visionados en diferido).
¿Podremos medir en tiempo real visionados de descargas y \"streamings\"?
¿Cómo se podrá medir el consumo de programas, películas o series extranjeras que ni tan sólo se han programado o estrenado en cadenas nacionales que llegan al hogar bajadas de Internet, por ejemplo, o que están en discos duros o DVD no vinculados a una pantalla convencional, o que se consumen “online”?
¿Permitirán los avances técnicos medir con rigor estos consumos?
Sabemos que se trabaja en ello y que el paso que ya se ha dado es el de dejar de pensar sólo en pantallas convencionales.
Solo existe lo que se ve. Sea a través del medio que sea.
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