Algo para lo que muchas personas usan los videojuegos, además de pasar un rato divertido, es para aliviar el estrés del día a día.
La competitividad y el deseo de mejorar van también asociados a los videojuegos, ya que estos suponen un desafío y te dan una recompensa si lo superas.
A nivel corporal, se dispara la producción de dopamina, por lo que se tiene esa sensación de bienestar.
Además, si se juega con otras personas, se facilita la socialización. Por último, los videojuegos también activan el estado de flujo, que es la atención y concentración focalizada en torno a un objetivo.
Otra de las conclusiones de este estudio de la Universidad de Oxford es que los videojuegos estimulan muchas partes del cerebro, lo que ayuda a desarrollar múltiples dimensiones del pensamiento. Por ejemplo, se hizo un estudio a un grupo de cirujanos y aquellos que eran jugadores de videojuegos eran más rápidos y cometían un 37 % menos de errores.
Por otro lado, existen videojuegos especiales dirigidos a la recuperación de personas que han sido víctimas de accidentes cardiovasculares. Se ha demostrado que jugar a videojuegos aumenta la materia gris del cerebro, que es la que se asocia al control muscular, los recuerdos, la navegación espacial y la percepción.
Según un estudio, los videojuegos podrían llegar a mejorar la vista.
Se seleccionó a 10 estudiantes que no eran jugadores y se les entrenó durante 30 horas en juegos de acción en primera persona. Después, estos 10 estudiantes que habían entrenado se enfrentaron contra otros 10 que no eran jugadores y no habían entrenado. Los que sí habían entrenado pudieron ver los objetos con mayor claridad aun siendo pequeños, ya que en los juegos con los que entrenaron eran importantes.
Las destrezas que un jugador desarrolla a lo largo de un videojuego también se pueden utilizar en el mundo real.
Por ejemplo, en los juegos de varios niveles en los que hay que cumplir una misión hay que aprender a pensar rápidamente con una estrategia. Según un estudio en 2013, los niños que jugaban a videojuegos de estrategia tendían a sacar mejores notas en el colegio.
Asimismo, al contrario de lo que se suele pensar, el promedio del jugador de videojuegos no es alguien introvertido a quien le cuestan las habilidades sociales, sino alguien con facilidad de relacionarse con los demás, que rinde mucho académicamente y que tiene relación con otros estudiantes gracias a las habilidades desarrolladas en los videojuegos.
#CampusSEAS #NosReinventamosContigo
© 2024 | SEAS Estudios Superiores Abiertos | Violeta Parra, 9 50015 Zaragoza | Tel. 976 700 660 Aviso Legal | Política de privacidad | Condiciones Generales | Política de cookies